Si ya estudiamos el origen de todo (el Loco), los principios de la
dualidad masculina/femenina (el Mago y la Suma Sacerdotisa), la fuerza creadora
de la naturaleza (la Emperatriz), la política (el Emperador) y las creencias
religiosas (el Sumo Sacerdote). Hoy nos corresponde hablar sobre el siguiente
tema (y arcano), cuya importancia humana es quizá la más importante y
trascendental de todas: el amor. Este arcano mayor, los Enamorados,
no sólo nos habla de la importancia de este sentimiento, sino también nos
muestra cómo éste repercute sobre nosotros a través de su fuerza y su
sexualidad para hacernos individuales, pues es el amor y más específicamente la
sexualidad, lo que nos transforma por primera vez –en la adolescencia– en seres
más independientes, maduros y dotados con la capacidad de desligarnos poco a
poco de nuestro núcleo para tomar nuestro camino. Aquí es donde nace nuestra
verdadera capacidad de amar, de entender y escoger con el corazón.
Por razones variadas, este arcano mayor es, en el
amplio sentido de la palabra, la carta más diferente que existe entre las
versiones clásicas del Tarot Marsella (un hombre
flechado por un ángel intentando escoger entre dos mujeres) y la versión del Tarot
Rider-Waite (una pareja recreando el paraíso de Edén). Esto es
principalmente porque Arthur E. Waite, el creador de esta última baraja, quiso
hacer connotaciones más profundas y variadas a la carta de los Enamorados y,
más específicamente, quiso realzar el valor del amor y la fuerza de la
sexualidad para llegar a la sabiduría y la elevación
espiritual; en contraparte a la versión Marsellés que más bien destaca
simplemente la capacidad de elegir y del libre albedrío.
Estudiaremos la simbología de estas dos cartas por separado
a continuación:
LOS ENAMORADOS DEL TAROT RIDER-WAITE:
Los cambios introducidos por Waite son realmente evidentes
si comparamos esta carta con versiones anteriores. Aquí lo primero que vemos es
una pareja desnuda (¿Adán y Eva?), de pie entre dos árboles con un ángel con
rostro benevolente que parece bendecirlos. El paisaje es florecido y el sol
inunda la imagen, por lo que nos habla de aspectos positivos, llenos de vida y
abundancia. La pareja nos habla de la dualidad que siempre existe
(masculino/femenino, yin/yang, razón/pasión, etc.) y que ya hemos visto en
cartas anteriores a través de otras formas (como los pilares de la Sacerdotisa).
Están desnudos porque simbolizan la inocencia y la ignorancia del ser antes de
la expulsión del Edén. Adán por su parte simboliza la energía activa,
masculina, así como la razón y el pensamiento; mientras que Eva representa la
fuerza interior del inconsciente y la pasión. Por su naturaleza la razón
(masculino) tiende a controlar, mientras que la pasión (femenino) avasalla
todos los límites autoimpuestos. Es por eso que Eva mira sin miedos al ángel, y
Adán sólo se limita a ver a Eva: la razón sólo puede llegar más lejos impulsada
por la fuerza de la pasión. Esto se refuerza un poco más con la imagen de los
dos árboles que están tras el hombre y la mujer respectivamente, pues mientras
Adán está delante del árbol de la vida con sus frutos en llama simbolizando el
principio activo del hombre, Eva está delante del árbol del conocimiento con la
serpiente enroscada, que más que simbolizar la tentación o el pecado
tradicional, nos habla de la capacidad de iniciar al hombre (la razón) en
aspectos más profundos y a un conocimiento mucho más allá a la que la simple
razón por sí sola no puede llegar.
Ahora bien, el ángel ubicado en el centro tiene un papel
trascendental en esta carta, porque es éste quien une los principios masculinos
y femeninos, al menos en la parte de amor y sexualidad, y permite así una
elevación espiritual y de conocimiento mutuo. Muchos autores, como Platón,
hablaban de que tan sólo somos una mitad en busca de otra para complementarnos
(hombre-mujer, hombre-hombre o mujer-mujer). Y la montaña que se erige en el
fondo de la carta nos muestra el resultado de esta unión: la elevación, el
conocimiento y la fuerza profunda y espiritual que nos brinda el poder del
amor, el orgasmo y la sexualidad. Que nos vuelve uno y perfectos ante Dios.
El ángel representa esa fuerza de unión, la elevación
y también la felicidad. Nos dice que la sexualidad nos asciende a nuevos
caminos, y ese éxtasis orgásmico no es más que el júbilo de hallarse ante una
consciencia mayor. Por esos sus colores, encendidos y espirituales, demuestran
lo divino que es la unión entre los principios yin y yang.
LOS ENAMORADOS DEL TAROT DE
MARSELLA:
Ya anticipamos que la versión Marsella es totalmente
diferente a la versión Rider-Waite, y así como la imagen es diferente, también
lo es en gran parte su significado, pues mientras esta carta realza otros
aspectos más primitivos como el poder de las decisiones y el libre albedrío; la
versión Rider-Waite nos habla más de la importancia del amor y la sexualidad en
la elevación espiritual. Lógicamente, ambos significados son válidos a la hora
de una lectura de tarot (esto lo estudiaremos en la siguiente entrada).
Aquí lo primero que vemos es a un hombre, siendo
aparentemente flechado por un ángel (¿Cupido?), el cual parece reemplazar al
ángel anterior de la versión de Waite. Este hombre ya no está solo con una
mujer, sino que parece presentarse ante una disyuntiva, sin saber si decidir a
la mujer que tiene a su derecha o a su izquierda, las cuales tradicionalmente
suelen representar la personificación del vicio y la virtud. Sin embargo,
muchos autores en cuestión, mencionan que este hombre realmente no está
escogiendo entre dos amantes, sino que escoge entre su esposa (mujer rubia) y
su madre (mujer morena), y esto llevado a aspectos psicológicos y profundos,
nos está hablando precisamente de la etapa de maduración y crecimiento del ser
humano, cuando indudablemente nos llega el momento de crecer y tomar nuestras
propias decisiones.
Quizá en la vida del ser humano no exista etapa más
complicada y dolorosa que la adolescencia, esto es porque, aparte de los muchos
cambios que se introducen en nuestro ser, uno de los más importantes son cuando
comenzamos a desligarnos de nuestros padres para volvernos independientes. Esto
no sucedería tan fácil sino fuese por la sexualidad en cuestión, pues al
«despertar» nuestras hormonas es cuando realmente comenzamos a desligarnos de
nuestro núcleo para ir en busca de lo que realmente necesitamos. Esta imagen
representa típicamente esto, la etapa adolescente, y ese hombre (o mujer)
personifica a quien debe decidirse entre correr el riesgo de la libertad
personal en busca de su amor y su ego, o quedarse bajo la seguridad que su
núcleo le brinda. Un paso así sin dudas que da cabidas al miedo, a la
inseguridad y a llevar profundamente la mano en el corazón antes de decidir.
LOS ENAMORADOS DEL TAROT BALBI:
En este Tarot tenemos una representación casi idéntica de
la versión Marsella. Vemos un mismo cupido y dos mujeres entre un hombre que de
aspecto perplejo debe decidir por una de ellas. Los colores que abundan aquí
son el anaranjado, el amarillo y el verde; el color anaranjado representa un
equilibrio dinámico, que confiere seguridad y una potencia optimista, mientras
que el verde es la estabilidad perfecta y el amarillo la energía. En otras
palabras, esta carta se muestra como una carta optimista, llena de vida y con
una amplia virtud para decidir y enfrentar la vida.
La letra hebrea que le representa es Vav con un valor de 6,
su planeta es Mercurio y en este Tarot el signo zodiacal que le representa es
Escorpio (pasión), aunque para otros Tarots, como Rider-Waite, su signo
zodiacal es géminis (dualidad).
LOS ENAMORADOS DEL GOLDEN TAROT:
Aquí nos encontramos con una versión también casi idéntica,
pero esta vez al Rider-Waite. Aunque la autora también agregó otros símbolos
extras para darle su toque personal y distinto: como el perro que está detrás
del paisaje y que demuestra la importancia de la fidelidad en una relación de
pareja; el ángel que parece bendecir y relacionarse más con la mujer; y las
aves que representan el espíritu y el amor de la naturaleza.
VALOR ARQUETÍPICO DE LOS
ENAMORADOS:
Prácticamente todos podemos comprender bajo nuestras
imágenes y pensamientos lo que es el amor, y básicamente eso es lo que nos
muestra colectivamente esta carta: el poder del amor y la sexualidad. Ya sea
que escojamos la versión de Marsella o Waite, ambas nos hablan de la fuerza de
la pasión, del amor llevado a una manera de potenciar nuestra capacidad de
crecer y desarrollarnos para enfrentar nuestro mundo. Uno de los primeros
atisbos de la madurez es nuestra capacidad de elegir, de tomar nosotros solos
nuestras decisiones y caminos y, como ya dijimos, esto se empieza a desarrollar
primeramente cuando despertamos nuestra sexualidad. Sin esto, sería casi
imposible crecer y madurar. Es por eso que esta carta nos representa no sólo el
amor, sino también la madurez, el crecimiento y la potencia latente que está
lista para hacernos independientes. Obviamente esto conlleva a enfrentar
miedos, inseguridad e indecisiones a la hora de ser libres, pero es un proceso
necesario al que todos un día debemos enfrentar.
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