La séptima carta de los arcanos mayores: El Carro, representa el último
eslabón consciente al que debe enfrentarse el hombre: el ego. En donde éste ya
está capacitado para entender quién es y cómo controlar la realidad en que está
inmerso.
Rachel Pollack, una de las autoras
más reconocidas en el tema del Tarot, nos dice que esta carta es la
representación de la victoria, del triunfo del yo sobre el sí mismos y la realidad
en donde se encuentra. Ella nos dice que cuando espiritualmente hemos alcanzado
este nivel, nos encontramos listos para profundizar en los demás arcanos
mayores, los que nos hablan y nos conducen a través de las fuerzas ocultas del
inconsciente y el superconsciente.
El carro por su parte,
representa por sí solo la victoria, la gloria y el triunfo parcial sobre toda
nuestra realidad.
En la baraja de Rider-Waite, El
Carro está representado por la imagen de un hombre joven con cierta expresión
triunfante, que viaja sobre un carro aparentemente tirado por esfinges. Su ropa
es elegante y de combatiente, y en el pecho lleva un cuadrado que representa
dos cosas: por un lado su estabilidad y equilibrio que logra gracias a la
fuerza de su voluntad, y por el otro, también es el símbolo de la tierra y la
naturaleza, que nos remite a sus impulsos o pasiones terrenales que controla
gracias a su inteligencia; por eso en la frente lleva una estrella de ocho puntas,
que encarna su iluminación y su conocimiento (la estrella de ocho puntas se
considera la transición entre lo material [cuadrado] a lo espiritual
[redondo]). Las lunas que lleva como hombreras, son las lunas de Urim y Thummin,
que tienen una historia y origen hebreo, pero que aquí encarnan las emociones y
las pasiones controladas gracias al ego. Lleva un cetro en la mano que es símbolo
de su poder y su control sobre su vida y lo que le rodea.
El carro de este hombre es de
aspecto cúbico y sólido, y parece fundirse en algún punto con él. Esto nos
remite de nuevo a los conceptos de estabilidad, así como al triunfo que éste tiene
sobre los aspectos más carnales y terrenales. Los cuatro pilares que se alzan
sobre la base son los cuatro elementos de la naturaleza, y la tela estrellada
que se cierra tras el joven auriga nos recuerda al velo de la Sacerdotisa, lo
cual está representando que este hombre deja atrás el inconsciente, no lo mira
ni le interesa, pues sus triunfos son netamente materiales y todavía no es
capaz de penetrar en los misterios del inconsciente.
Ahora bien, en la parte delantera, lo que más llama
la atención es que sobre el carro hay un símbolo. Éste es el Lingam y Yoni, o el principio masculino y femenino unido, además, el símbolo
tiene alas, lo cual nos habla de una sexualidad ya madura, y que si bien se
disfruta, está controlada bajo los principios de la voluntad y la sabiduría.
Las dos esfinges por su parte, representan al movimiento, y nos hablan del mito
del alma de Platón, el cual nos dice que el alma humana va tirada por dos
caballos, uno rebelde y otro dócil, sin embargo, ¿por qué Waite decidió poner dos esfinges en
vez de caballos? Esto es porque las esfinges no sólo indican el movimiento,
sino también el enigma y el misterio de la vida.
Si nos fijamos las dos esfinges
no están controladas por ningún objeto, esto nos dice que el hombre de la imagen
en realidad no necesita nada más que su fuerza y voluntad para controlar su
vida y todo lo que desea. Es por eso que este joven es sabio y muy capaz, sin
embargo, sus conocimientos son limitados y no pueden ir más allá de la vida
consciente. Él no puede descifrar ningún misterio ni mucho menos llegar al
conocimiento total que se halla inmerso en las profundidades del inconsciente.
EL CARRO DEL TAROT DE MARSELLA:
La
versión marsellés del Carro es muy similar a la que vimos en la anterior
baraja: un hombre (que bien puede ser el mismo indeciso de la carta de los
enamorados) viaja seguro en su carro tirado por dos caballos. Estos animales, a
diferencia de las esfinges del Rider-Waite, miran a un mismo lado y pareciera
que están más reconciliados que en la versión anterior, sin embargo, si nos
fijamos bien, notaremos que ambos caballos alzan la misma pata y las ruedas
posteriores parecen ir en rumbos opuestos, esto es porque si bien este hombre
gracias a su voluntad y su ego es capaz de controlar su camino, todavía no ha
logrado reconciliar del todo los opuestos de su vida.
En su
coraza lleva impresa una triple escuadra, simbolizando que su trabajo debe
cumplirse en los tres aspectos de la vida: natural, humano y divino. Y las
letras que lleva escrita el carro (S.M), pueden simbolizar a Shulphur y Mercurius,
dos elementos muy importantes utilizados en la alquimia.
En lo
que respecta a lo demás, la simbología es muy similar a la versión de Waite.
EL CARRO DEL TAROT BALBI:
Bien, aquí nos encontramos
aparentemente con una mezcla entre las versiones Rider-Waite y Marsella, pues
mientras la carta conserva cierta esencia de esta última, existen varios elementos
que se extrajeron de la versión Rider-Waite, principalmente las esfinges (que
aquí tienen rostro más humano) y el mismo símbolo alado de los principios
masculino y femenino.
Los colores que más abundan
para esta versión son el amarillo, el anaranjado y el verde; los dos primeros
nos hablan de la energía pura y en movimiento, energía nueva que constantemente
se regenera y crece, y el último color que es el verde, nos habla de la
estabilidad y el equilibrio que el mismo auriga de este naipe va creando a su
alrededor con esta energía.
Llama la atención también, que
aquí el chofer de este carro lleva una espada en su mano en vez de un cetro,
esto simboliza básicamente la sabiduría, el trabajo y el éxito, los tres
aspectos que incumben a este arcano. Otro atributo representativo de esta
versión Balbi también, es que entre las dos esfinges hay un símbolo: el Yin-Yang,
pues al parecer, el autor quiso enfatizar aquí lo que ya se conoce de las dos
esfinges: que de alguna manera los opuestos trabajan en conjunto para hacer
andar el carro.
Su letra hebrea es Zayin con un
valor de 7, y aunque aquí no representa ningún planeta ni signo zodiacal, en
otras versiones se le atribuye el signo zodiacal de cáncer y el planeta Marte.
EL CARRO DEL GOLDEN TAROT:
Debo
decir que la versión de El Carro de esta autora no está dentro de mis
favoritas, principalmente porque el personaje central de la imagen es mujer, y
no es que tenga algo contra las mujeres, sino que por la significación de la
carta y sus atributos (fuerza, razón, ego, control, etc.) todo son elementos más característicos y ligados al «lado yang» o
masculino. Sin embargo, aun así la imagen es realmente atractiva. La autora realza
aquí en su mayor esplendor el triunfo que significa esta carta, el dominio y el
éxito parcial que se logra sobre la consciencia y sobre los elementos
materiales; por eso la mujer auriga está rodeada de gloria, y su mirada se
centra en el escudo de victoria que flora en el cielo.
Aquí en vez de haber dos caballos o dos
esfinges, vemos dos cisnes. Y el carro navega en cierta parte por un terreno
acuático. El agua siempre representa el poder del inconsciente, aquí todavía
oculto y despreciado; y lo cisnes tienen, según la autora, los mismos
simbolismos de los caballos o las esfinges, sólo que ella los escogió porque
eran más representativos tanto para ella como para la carta.
VALOR ARQUETÍPICO DEL CARRO:
Arquetípicamente el carro representará sobre todo al héroe, a quien
viaja de camino en camino en la conquista de nuevos reinos o, en su valor más
profundo, en la conquista de sus propias limitaciones. Es quien gobierna y
quien triunfa sobre las dificultades, quien busca constantemente nuevos
desafíos para enfrentar, venciéndolos y así logrando ensalzar tanto su fuerza
como su ego. En una comparación, podríamos equivalerlo con Alejandro Magno,
quien viajaba de lugar en lugar para ganar y conquistar todo sitio donde
llegaba.
El
carro es el héroe, el guerrero y el personaje que triunfa sobre los obstáculos
y sus propias limitaciones, aunque todos sus triunfos sean netamente personales,
terrenales o físicos, hasta que más adelante adquiera el poder espiritual del
inconsciente que le permita llegar a nuevos niveles de consciencia.
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